Querido Lector,

si te dispones a leer este folletín de aspecto lisonjero, tres cosas te pido: no te violentes, la violencia indefectiblemente priva de razón. Celebra la diferencia, hace la vida más interesante y placentera. Y sonríe, una sonrisa es un regalo compartido. Si aún así algo de lo dicho o exhibido en estas páginas te ofende, te ruego me disculpes.

jueves, 13 de agosto de 2009

Capítulo IV

Cada día en buenos aires Se muere el hombre matado Tanto dolor es barbarie Un robo calificado Si se hurga sobre la caries Doloroso es el bocado Tristeza de tal desaire Otra raya pal rayado No extrañaría que irradie Hasta volverse atigrado No son buenos estos aires El plata ya sin reinado Ni reino pues no se engañe Que asfixia lo respirado