Capítulo XXI
Por tan fugaz estrellato La fama le hizo cosquillas Andaba cansado el ñato De rascarse las ladillas O de aguantarse los flatos De dormir con redecilla Pa que el pelo quede chato Luego el gel en la perilla Y otro tanto en el mostacho Se levantó de su silla Sintiendo que era un escracho Edificó una parrilla Alucinando un bifacho Como hornero con arcilla
Querido Lector,
si te dispones a leer este folletín de aspecto lisonjero, tres cosas te pido: no te violentes, la violencia indefectiblemente priva de razón. Celebra la diferencia, hace la vida más interesante y placentera. Y sonríe, una sonrisa es un regalo compartido. Si aún así algo de lo dicho o exhibido en estas páginas te ofende, te ruego me disculpes.
jueves, 10 de diciembre de 2009
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