Capítulo XII
El gaucho se ha enamorado Del marqués de los excesos El gaucho se ha encandilado Con un picado tan grueso En falange articulado Noble apéndice con hueso Y aunque parezca anticuado Seguro que es un progreso Que poco a poco ha cuajado Como las hormas de queso Pues si el gaucho andaba alzado A los tumbo en retroceso Ahora espera a su amado Tempranito de regreso
Querido Lector,
si te dispones a leer este folletín de aspecto lisonjero, tres cosas te pido: no te violentes, la violencia indefectiblemente priva de razón. Celebra la diferencia, hace la vida más interesante y placentera. Y sonríe, una sonrisa es un regalo compartido. Si aún así algo de lo dicho o exhibido en estas páginas te ofende, te ruego me disculpes.
jueves, 8 de octubre de 2009
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4 comentarios:
es verdad lo que dicen: " siempre hay un roto pa' un descosido"...y es que el amor no se le niega a nadie, ni a este gaucho deliquete
Marqués de los excesos,mmmmmm, no será una recancarnación de Dolmacé?
karina
¡Cierto! Has rescatado de entre las ruinas de mi olvido al entrañable Dolmacé, nacido de la pluma del Divino (también marqués y excedido). Esplendido.
Avisá cuando publiques que ya me he perdido unos cuantos capítulos. Qué lento seguidor acabé siendo de ese gaucho lisonjero.
Es el cansino vértigo del gauchito, provoca una inevitable modorra tipo siesta... comprobado.
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